Amores estables

       Que Júpiter (o, si se quiere, Zeus) era un enamoradizo impenitente es de sobra conocido. Famosos son sus amores clandestinos, o más bien furtivos, bien averiguados de todas maneras, que han dado origen a tantos relatos mitológicos. Pero la historiografía mítica siempre defiende que todos esos percances eran pasajeros y ya se cuidaba su esposa Hera (o Juno) en ponerlo firme aunque con bronca y rabia. ¡Ay de los amores estables, de los de los que ya se tienen y de los que llegan de nuevo!
      Y ¿qué síntomas se pueden aducir para señalar que esa condición amorosa no es fiesta de un día ni un soplo que se lleva el viento por un apego temporal? Cuando a Calixto le pregunta su criado Sempronio si es cristiano, responde: “¿Yo? Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo”. Ahí está la declaración de amor y fe más singular y un ejemplo de verdadera entrega y firmeza. Pero no conviene olvidar igualmente lo que dice Celestina: “a las obras creo; que las palabras, de balde, las venden dondequiera”. Y algo así es lo que ha ocurrido, según nos cuentan las agencias de noticias.
     En algún rincón de España había una pareja como tantas otras, mejor o peor avenida que de eso no se ha dicho nada. Y el caso es que ella andaba de allá para acá de manera más o menos reservada con otro amor con el que, a lo tonto a lo tonto, ha ido estrechando lazos, pese a que, según se deduce, manteniendo la convivencia con su pareja oficial. Que a veces consiste en compartir únicamente sus dineros o, como en este caso, su pensión. Pero el marido ya se cansó un día de tantas idas y venidas, que si ahora vuelvo, que voy a salir… y así, suspicaz y puede que advertido, ha decidido que amores son buenas razones y que si quiere a otro pues que reparta también todo lo demás. Y tras poner agentes secretos ha descubierto que ella lleva bolsas del super a la casa del otro y hasta tiende la ropa, por lo que de la pensión naranjas de la China. Así se lo mostrado al juez y este le ha dado la razón, que ella tiene amor estable en otro hogar y que su pensión es para él solo. Pues ahora habría que preguntarle al famoso amante que nada de promesas de amor y de fe. Habría que decirle: pero Calixto, ¿has llevado bolsas del super a casa de Melibea?, ¿has tendido allí la ropa? Pues esa es la prueba de la firmeza del amor y el compromiso, lo demás son solo palabras. ¿En qué casa está la estabilidad?

Publicado el día 27 de noviembre de 2015

El brete son los antisistema

       Una vez más está ocurriendo en el debate social y político que, envueltos en lo que más ruido hace, se nos está escurriendo a la chita callando otro asunto de más largo y estrepitoso alcance. Asunto que, de prosperar, quebraría las columnas políticas, sociales, ideológicas, económicas… en que estamos hoy por hoy plenamente por cultura y civilización. Porque, analizando con calma su pensamiento y sus planteamientos de futuro, ¿acaso alguien, que no sea un ingenuo puro, cree que a la CUP (Candidatura de Unidad Popular) le interesa en sí misma la independencia como término “ad quem”, es decir, como objetivo final en sí mismo? Siendo coherentes, les importan un bledo los llamados independentistas que, en el fondo, solo sueñan con un planteamiento burgués de bandera, himno… acomodo a los valores del mercado y cuyo fundamento teórico y metafísico consiste en imaginados relatos de un paraíso perdido. Es una eventualidad puramente circunstancial que se hayan convertido en bisagra de un frente independentista.
       Lo que andan buscando los cientos de miles que han votado por esta opción es crear una isla, al estilo de Robinson Crusoe, donde desarrollar su programa que, dicho de una manera breve, es un completo antisistema y que, como se lee en él, incluye, entre otros contenidos, una "economía planificada y solidaria"; acabar con un "capitalismo que genera miseria"; romper con el euro, la UE, la OTAN y el TTIP; limitar las importaciones agrarias "como acto de soberanía"; rechazo a los recortes; plan de choque contra la pobreza; renta básica universal; sociedad "desmilitarizada"; rechazo a la gestión concertada de la enseñanza y la sanidad; nacionalización de las infraestructuras, la banca y las redes de comunicación; gestión pública de "sectores estratégicos" como energía, agua y telecomunicaciones; prohibición de los desahucios...
      Pues casi cuatrocientos mil votantes están por todo esto y reniegan del mundo en que viven y vivimos, de sus valores, de sus referencias, de sus estructuras… y resulta chocante, muy sorprendente, que en una tierra europea, rica, culta, educada haya tantos revolucionarios puros, dispuestos a hundir todo su mundo y nuestro mundo, el tinglado. ¿Cómo puede explicarse este hecho social? Los que nos están poniendo ante un desafío casi incalculable, en un verdadero y terrible brete, son los antisistema. Que a lo mejor tienen razón, dirían algunos.

Publicado el día 20 de noviembre de 2015

¡Ay de los falsos sueños!

       Aquiles, el de los pies ligeros, el que, entre otras cosas, idealizaba la velocidad y la fuerza entre los griegos, había acudido a la guerra de Troya. Un día, por razones que están narradas al comienzo de la Ilíada, Agamenón, el primero entre los griegos, le arrebata a Briseida, que le había sido entregada como botín, y el héroe echa a llorar. Sorprendentemente, diría alguno, pero así lo cuenta Homero. Su madre, Tetis, al ver el drama que vive y a ruegos de este, acude a Júpiter en busca de protección y de venganza. Ha de esperar a que el dios termine un banquete que está celebrando para dirigirle la súplica y entonces, “abrazada a sus rodillas con la mano izquierda y tocándole la barba con la derecha”, le dirige su plegaria. Es después cuando el padre de los dioses decide atender la demanda y vengar a Aquiles de la forma que creyó más dura para Agamenón: enviarle un sueño pernicioso, es decir, hacerle creer que es el momento de ganar la guerra y que debe lanzar a su ejército para la batalla.
     Mucho se ha escrito sobre este episodio, sobre cómo Júpiter, el que amontona nubes, considera un terrible castigo mentir mediante un ilusorio sueño, creando una expectativas falsas y fabulosas. Ya se sabe que para los griegos, y también para los romanos, los mensajes de los sueños tenían una altísima credibilidad como expresión de la palabra y la voz de los dioses. Es desde esta perspectiva como Homero narra la decisión celestial calificándola de muy perniciosa. Júpiter no había descansado del banquete del que venía, dándole vueltas a su cabeza para encontrar la forma de honrar a Aquiles y causar una gran matanza a los griegos y resuelve, en represalia a Agamenón, llevarlos a una falsa maniobra que les iba a causar un gravísimo perjuicio. Equivocar mediante un sueño falso y engañador: esta es la trampa y este el señuelo para despeñarse hacia la desgracia, la desdicha y la miseria, para despeñarse hacia el daño, el quebranto y la muerte.
     ¡Ay de los falsos sueños, de los sueños imposibles!, a los que habría que incluir en lugar preferente dentro de la taxonomía vieja y repetida de guerras, hambrunas, pandemias y demás infortunios que machacan a la humanidad. Dice Sánchez Ferlosio: “Todo se me va antojando tan imaginario, que nada puede perder siendo fingido, como nada puede ganar siendo real”. Y lo dice como un pecio de “Vendrán más años malos y nos harán más ciegos”.

Publicado el día 13 de noviembre de 2015

Un dios para él solo

       “Que los pobres compartan esposa” es la consigna de carácter científico del profesor de Economía, XieZuoshi. Como todo el mundo conoce, los chinos han roto el equilibrio de los grandes números en cuanto al sexo de sus habitantes, debido a la política de un solo hijo y también a la preferencia del varón, que por diversos motivos son mucho más rentables económica y socialmente. El excedente de hombres, prevén, se disparará hasta los 33,8 millones en 2020. Así las cosas, de pronto han empezado a aparecer soluciones al problema y esa es la que se ha hecho más popular. Pero lo más significativo de esta propuesta está en el motivo que trata de justificarla: que “los varones más adinerados tendrán ventaja a la hora de encontrar pareja”.
        Sistemas y costumbres para organizar las relaciones de pareja las ha habido, a través de la historia, de todos los colores y formas. Cada cultura ha resuelto este asunto a su modo y manera y no tiene rigor conceptual afirmar sin más que siempre ha habido una única forma de pareja y de matrimonio. Pero aquí no es eso lo que se plantea, que si una esposa o más, sino que la dicotomía está en que, como siempre, son los ricos y poderosos los que ganan la ventaja. El poder siempre es el poder, sea cual sea el terreno en el que se juega, y el dinero su principal interlocutor.
    Narra Heródoto el procedimiento que utilizaban los babilonios para sus bodas y matrimonios. Cada año, cuenta, las doncellas en edad de casarse eran reunidas y llevadas juntas a un lugar en el que esperaban los hombres casaderos. Allí el pregonero iba levantando una a una siguiendo el orden de la más a la menos bella para que por subasta fuesen compradas, no por esclavas, sino esposas de los compradores. De este modo los babilonios más ricos se llevaban las mujeres más lindas y agraciadas. Pero así como el pregonero acababa de dar salida a las más bellas, hacía poner en pie la más fea del concurso, o la contrahecha, si alguna había, e iba pregonando quién quería casarse con ella recibiendo dinero, repitiendo una subasta pero ahora al revés. El dinero se sacaba del que habían dado para las guapas, y con esto las bellas dotaban a las feas y a las contrahechas. En definitiva es lo de siempre. Los poderosos no se contentan con las mujeres más bellas sino que, como el rey de Tracia, según cuenta Montaigne, quería hasta un dios para él solo. Lo dicho, lo de siempre, siempre.

Publicado el día 6 de noviembre de 2015