Una candorosa pregunta

    En Italia se ha roto el gobierno y han entrado en un período de interinidad hasta tanto resuelven la situación. Así las cosas, el jefe del estado ha convocado a los líderes y les hay dado un plazo de una semana (digamos, un tiempo breve) para que negocien y traten de resolver la situación, advirtiéndoles que, de no conseguirlo, convocará inmediatamente un nuevo proceso electoral. Es decir, a problema propuesto, solución inmediata. Prosa sin poesía. Que los cerros de Úbeda de la figuración literaria están cerrados a cal y canto. Ya se pregunta Séneca, ¿quién me citarás que ponga al tiempo su justiprecio, que conozca el valor de un día… ?
    Aquí todo empezó cuando, tras las elecciones de diciembre de 2015, el jefe del Estado designó a Mariano Rajoy como candidato y este rechazó (“declinó”) tal propuesta. Ni había negociado nada con nadie ni trabajado… era como asumir el destino. Y la vida política siguió entonces plácida, gozosa, calmosa, con un gobierno en funciones que pensaba que nada tenía que hacer y de lo poco que le correspondía ni siquiera la obligación de dar cuentas. Vamos, la aplicación del principio filosófico que dice que de lo que no se puede hacer, pues nada hay que hacer. Y la ley Weber-Fechner sobre los estímulos pequeños y grandes.
    Y la lección, a la vista está, quedó muy bien aprendida. Mientras, ahí queda la dimensión social y moral que, como una maldición, ha caído sobre nuestro país, con el vacío de poder que estamos viviendo. Y que está mostrando consecuencias de extremada gravedad, tanta que no se entiende cómo, siendo tan obvias y evidentes, los básicamente cuatro responsables políticos están desentendidos de ellas mientras siguen plácida y calmosamente, al estilo Rajoy, encerrados en su pelea de gallos, pública y sonora. Cada minuto que pasa así, hay un serio problema humano sin resolver… los desahucios; las ayudas a la dependencia; las necesidades sociales (hambre, vivienda); las obligaciones que han de cubrir las CCAA… Parece, eso sí, que el idioma está ganando riqueza con los juegos de palabras y las ocurrencias. Así pues la candorosa pregunta es esta: ¿Nada ni nadie, en la tierra o en los cielos incluida la jefatura del Estado, puede encerrar, al menos a los cuatro principales, a pan y agua y cerrar luego la puerta por fuera? Pues, de ser así, mal nos apuntan y duelen los malos goces del alma, que decía Virgilio y apuntaba Séneca.

Publicado el día 30 de agosto de 2019

Fiesta del verano

   En algún lugar de nuestra geografía patria, de cuyo nombre, siguiendo el ejemplo cervantino, es mejor no acordarse (¿Para qué?), andaba, lo que se dice algo caído, el festejo veraniego que desde un tiempo simbolizaba el lugar. Daba la impresión de que la gente estaba como cansada, cada año lo mismo, que si disfrazarse de monja o de fraile, de payaso o de saltimbanqui o titiritero, … y así una vez y otra, un año y otro, que ya no impresionaba a nadie, pura rutina repetitiva y cansada. Total, que cada vez menos personal acudía al evento y únicamente aquellos muy convencidos participaban en el jolgorio. ¿Qué podemos hacer?, se preguntaban, enormemente preocupados y hasta angustiados, los responsables públicos, aquellos que como Deseoso el Supremo Consejo de Castilla de arreglar la policía de los espectáculos, llegaron a solicitar el encargo que recibió Gaspar Melchor de Jovellanos. Y cuyo informe apuntaba al comienzo el reconocimiento de que “siendo tantos y tan varios los objetos de la policía pública, no es de extrañar que algunos, por escondidos o pequeños, se escapen de su vigilancia, ni tampoco que, ocupada en los medios, pierda alguna vez de vista los fines que debe proponerse en la dirección de los más importantes”.
    Hasta que de pronto, como sobrevenido de alguna inspiración sublime, vino la solución al problema: si todo está tan anodino y aburrido, probemos una solución mágica y sin duda eficaz: prohibámoslo. Digamos a la gente que por algunos motivos de suficiente peso la autoridad competente ha decidido prohibir en lo sucesivo esta manifestación popular. ¿Motivos, excusas, razones…? Poco importa. Lo más habitual en estas situaciones es aducir pretextos de buen tono, disculpas y justificaciones que manejen términos de honorabilidad… y, sobre todo, que suenen a moralidad para gente biempensante. Aunque también se puede incluir, en el documento de prohibición, alguna sugerencia algo malévola y de signo liberal, que siempre da buen tono de modernidad.
    Se bendecía a sí mismo el equipo dirigente, feliz y a punto de celebrar con cava esta salida pública, felicitándose a sí mismos con el grito de “qué listos somos y cómo hemos recurrido a tan gran acierto”. Es bien sabido, reconocían, que desde el comienzo del mundo el sistema de prohibición ha resultado el más eficaz y productivo método de publicidad. Y con un ¡ole por nosotros!, casi explotan de felicidad.

Publicado el día 23 de agosto de 2019

Holmes y Watson, de acampada

   Sherlock Holmes y Watson se han ido de acampada. En plena noche, H. se despierta y le da un codazo a W. -W, le dice, mire el cielo y dígame qué ve. -Veo millones de estrellas. ¿Y qué conclusiones saca? W. se detiene a pensar: -Bueno, astronómicamente, veo que hay millones de galaxias y, potencialmente, miles de millones de planetas. Astrológicamente, observo que Saturno está en Leo. Por la hora, deduzco que son aproximadamente las tres y cuarto. Meteorológicamente, sospecho que mañana hará un día espléndido. Teológicamente, contemplo la grandeza de Dios y nuestra pequeñez y sinsentido. Esto… ¿y usted qué ve? -Watson, estúpido, ¡que alguien nos ha robado la tienda!
    Pues así están las cosas, bajo la ¿tienda de campaña? Holmes y Watson, metidos cada uno en sus procesos lógicos. La polémica que suscita esta clásica historieta está relacionada con la lógica, inductiva o deductiva, para llegar con el raciocinio desde el pensamiento a la realidad, por la idea que expresa el principio filosófico que, en castellano, viene a decir que porque un cosa o un acontecimiento venga siempre detrás de otro, no por eso se puede deducir que el primero es causa del segundo. El ejemplo de todos los manuales, por entender que es sencillo para todos, es el del trueno y el relámpago. El que siempre venga detrás no significa que el uno es causa del otro. Cuando nuestros sentidos (los cinco clásicos y otros muchos que los sicólogos han venido detectando y calificando como tales) nos muestran una parcela de la realidad, la pregunta, véase Holmes, es cómo ha llegado hasta aquí.
    Esta simple reflexión viene a cuento en esta época porque cada día aparecen más y más publicaciones y trabajos científicos acerca de las posibilidades que el mismo hombre ha creado en su propósito de manejo de lo real. Es lo referente a la Inteligencia artificial (IA). ¿Piensan en verdad los ordenadores, serían capaces de ejercer el proceso mental que lleva a asegurar que unos desaprensivos han robado la tienda de campaña? Entonces ¿son creativos? ¿Lo serán, por ejemplo, conduciendo un coche ante un impedimento imprevisto? Menuda pregunta mas, sobre todo, menuda respuesta. Pero, puesto que, como asegura Martin Rees, astrónomo real del R. U., toda predicción se puede convertir en una apuesta, cabe preguntarse: pero, bueno, ¿en verdad le han robado la tienda de campaña a los amigos Holmes y Watson? ¿Qué nos apostamos?

Publicado el día 16 de agosto de 2019

Si convencer a los demás

   Hablando de cómo cada persona percibe la vida y el mundo a su manera sin que sus puntos de vista coincidan con la visión de los demás, nos damos cuenta de que incluso también hay diferencias en la forma de reaccionar ante las opiniones de los demás que no coinciden con las nuestras.
    Así, hay una primera posición en la que están quienes intentan aplastar al otro, lo que Savater llama la ética del combate, que consiste en crear artificialmente una sociedad dual, en la que el objetivo acabe siendo que una concepción del mundo destruya a la otra y únicamente quede una sola verdad. Esto es lo que se llama técnicamente fundamentalismo, una actitud que los sicólogos suelen atribuir a la propia inseguridad del sujeto que la adopta. Se supone en este caso que la verdad sólo tiene una cara y se trata de la necesidad de salvar como sea, incluso en contra de su opinión, a quien ha caído en las redes malignas. Mucho has tardado, le reprocha el jefe a un boy scout, que, tratando de hacer la buena acción del día, intenta ayudar a un ciego a cruzar la calle; es que no quería, responde el chaval. Una segunda opción es querer cambiar el pensamiento de los demás con argumentos y estrategias de persuasión. Aquí el trabajo es sobre todo dialéctico y muchas las formas de recorrer el camino: desde acciones para motivar el corazón y los sentimientos hasta el uso de largas y prolijas argumentaciones racionales. Una tercera actitud ante los que piensan de manera diferente a nosotros es lo que se llama el pensamiento compartido, es decir, se trata en este caso de encontrar puntos comunes entre todos los interlocutores para forjar un espacio que defender juntos. El filósofo Emilio Lledó asegura que es la forma en que los griegos en la plenitud de su cultura desarrollaban sus teorías: un pensamiento antidogmático, donde, desde el convencimiento de que no hay una única verdad, se construyen desde el principio respuestas sobre la vida y la muerte, la justicia o la belleza. Y contribuye verdaderamente a construir una visión del mundo creativa y salvadora para todos.
    Pero también hay gente que en absoluto desea sacar a nadie de sus convicciones, gente que o bien entiende y acepta de verdad de que cada uno es libre de pensar lo que considere razonable y cree que ese derecho es inviolable; o bien desconfía de la utilidad del esfuerzo en convencer a nadie, que piensa que es totalmente inútil.

Publicado el día 9 de agosto de 2019

Dos raciones de pensamiento débil

    Se levanta uno una mañana, se echa delante el periódico y encuentra un titular en el que se señala que “el secretario general de X…, afirma que aboga por el pleno empleo…(o por resolver definitivamente el problema de la vivienda, o el desarrollo de la cultura…). Y, entendida y asimilada esta información, es probable que le vengan ganas de volver a la cama, una vez liberado de la carga política, solidaria y social que tenía encima a cuentas del problema del paro: si el secretario general aboga por eso, pues ¡ancha es Castilla! Ya tranquilo, fuera preocupaciones. El discurso de esta peripecia es parejo con este otro: ¡Pero, hombre, si tú sabes perfectamente que esto… no es verdad! Ya, pero algo hay que decir contra los adversarios… Y cuando uno, otra vez, se echa el periódico a los ojos sabe que, si aparece XXX, a continuación viene una maledicencia, una insidia, un disparate más o menos duro y deshonroso, puede que despiadado, contra los otros.
   Dos rutinas entre partidos, explicaría algún espectador que, acostumbrado a esas fruslerías, apenas ocuparían su atención. Dos rutinas, diría en todo caso otro oyente, inútiles y hasta estúpidas por su bravuconería infantil, una pérdida lamentable de tiempo y un ejemplo de la estupidez viscosa de los partidos. Dos modos de comportamiento que acaban siendo dos modos de ser. Dos raciones de pensamiento débil.
    Esto del pensamiento débil, para quien no lo conozca o no lo recuerde, es un bosquejo metafísico del filósofo italiano Gianni Vattimo, que, si bien es verdad que libera de carga majestuosa a conceptos tradicionales como la verdad, el sujeto, la revolución y el poder, que acaban siendo cargas utópicas de autodestrucción, al mismo tiempo termina en una cierta anarquía y desconsideración. Y es una muestra de cómo los partidos se debaten mucho más de lo que debieran en una dialéctica de juego político que les aleja de la realidad, de las esencias de lo que vive el ciudadano. La gran tragedia de la política como esencia y profesión es que remata en una dialéctica de autosuficiencia y ensimismamiento, un saber y una práctica tan encerrada en sí misma que nace y muere así y nada tiene que ver con la dimensión existencial de la vida. (Sí es duro lo que ha dicho pero lo ha hecho en lenguaje político y ello le libra de condena) La voluntad como poder que, entretenida en sí misma, perece en pensamiento inútil de los débiles.

Publicado el día 2 de agosto de 2019