El que faltaba, B. Johnson

    Por razones que no explica el autor, y por tanto resultan desconocidas para lo que suele llamarse el gran público, en la relación de seres imaginarios que Jorge Luis Borges glosa en su libro con ese título, aparecen, junto a muchos universalmente conocidos, otros que viven en los Estados Unidos y cuya biografía resulta la mar de curiosa. El Hidebehind, por ejemplo, es una criatura que siempre está detrás de algo. Por más vueltas que diera el hombre, asegura, siempre lo tiene detrás y por eso nadie lo ha visto nunca, aunque ha matado y devorado a muchos leñadores. Pero los que resultan quizá más sorprendentes y asombran e impresionan al lector curioso e interesado son esos seres que tienen la dimensión vital de ir siempre para atrás. Por diversos motivos, con diferentes escusas, siempre van retrocediendo y su ciclo vital se desarrolla en ese parámetro. El Teakettler, que debe su nombre al ruido que hace, semejante al del agua hirviendo en la caldera del té, echa humo por la boca, camina, como hemos dicho, hacia atrás y ha sido visto muy pocas veces; un pez, el Goofang, que nada hacia atrás para que no se le meta el agua en los ojos y es, dice Borges, del tamaño exacto del pez rueda, pero mucho más grande; y, por último, para completar el panorama, el Goofus Bird, que, además de construir el nido al revés, vuela para atrás porque no le importa adónde va, sino dónde estuvo.
    No está el futuro para verlo de cerca, para mirar adelante. Cada vez más oscuro, en manos de esos locos necios, cada uno de los cuales va buscando su guerra, con tanques, con sangre y extremo dolor. Y con Boris se completa ahora el equipo.
    Es el viejo, por antiguo, libro de Sebastián Brant (1457-1521) La nave de los necios (en donde se inspiró El Bosco para La nave de los locos), una sucesión de ciento y pico cuadros críticos, cada uno con su grabado, en los que el autor critica los vicios de su época a partir de la denuncia de distintos tipos de necedad o estupidez. La nave está llena de burros, asnos… los tontos que apoyan a los que llaman al combate. (Y entre ellos está la señora Helen Beristain, en Indiana, cuando, a pesar de las recomendaciones de su marido, votó por Donald Trump, pensando que la mano dura sería con los desarrapados, y sin imaginar que a los pocos días su marido iba a pasar de la comisaría a la prisión y, luego, deportado a su país. "Ojalá no hubiera votado", que dijo).

Publicado el día 26 de julio de 2019

Puertas de las libertades

    Mucha gente piensa que la historia de la humanidad no es sino el proceso de liberación de cargas e imposiciones (públicas, privadas, colectivas…) en el que vamos conquistando derechos, al tiempo que superamos obstáculos para las libertades. Así la humanidad como comunidad de individuos libres presupone un cambio de la evolución orgánica dentro de lo histórico social, dicen filósofos del siglo XX, Marcuse o Habermas. De esta manera se pueden citar ejemplos como la esclavitud u otros sistemas de dominio de los que nos hemos ido liberando. Y conquistando las que Roosevelt llamó las libertades esenciales: de expresión, religiosa, de vivir sin penuria y de vivir sin miedo (a las que Carter añadió “la prohibición del sufrimiento causado por una asistencia sanitaria inadecuada”). Hoy ya no se persiguen brujas ni se quema vivo a nadie por no creer en la Trinidad divina, según nos hemos liberado de prejuicios de todo tipo.
   (Todo esto no obstante, aunque filósofos y pensadores hay que consideran que la esclavitud aparente es verdad que ha desaparecido pero lo que ahora, creen, es que se ha vuelto mucho más sofisticada y por ende peligrosa, que sigue tan pujante o más que siempre. Porque una cosa son las definiciones conceptuales, la definición de lo que son las cosas, y otra la fundamentación de los contenidos normativos, de lo que hay que hacer. Y, naturalmente, a estas objeciones habría que añadir visiones como la del premio nobel Roger Kornberg que repite que, aunque no queramos creerlo, “la vida es química: nada más y nada menos”).
    Sea como sea todo el debate anterior, la realidad es que cada día que pasa se produce una contradicción que apunta difícil, casi imposible. En realidad es una aporía. Porque mientras puede que vayamos ampliando libertades en una lucha despiadada por sentirnos más auténticos, liberándonos de presiones o de creencias, etc., por otro lado cada vez más las técnicas nos están cercando y cerrándonos autonomía y libertad. Lo dice José María Lassalle: “La transformación digital está suponiendo una revolución ontológica… Un fenómeno inédito en la historia de los últimos siglos que provoca una alteración en los fundamentos de la subjetividad humana… y una serie de modificaciones cognitivas que transforman radicalmente nuestra identidad”. Pues a ver como solucionamos esta paradoja. Como en “Doña Francisquita,” cuando por una puerta va saliendo…

Publicado el día 19 de julio de 2019

Un par de ejemplos

    A la entrada de un edificio municipal, en un panel bien visible, un texto empieza: “Este edificio, fue inaugurado…” (sic) y una fecha de cierta antigüedad. Otro ejemplo de parecido jaez se da en otra empresa municipal. Y es que, mientras andan a la greña sobre el cambio de nombre de las calles, se ha modificado en la práctica la denominación de una de las consideradas calles principales de la ciudad. Ya es “Ronda de téjares” (sic) ni más ni menos. (Con tanto cargo y carguillo, ¿no es posible un corrector del idioma?)
    La americana Nancy, que vino a España a hacer una tesis, cuenta sus peripecias a una prima: “Ayer me presentaron a dos muchachos, escribe, en la calle Sierpes y yo, que andaba con problemas de gramática, pregunté al más viejo: “Por favor, ¿cómo es el imperfecto de subjuntivo del verbo airear?”. El chico se puso colorado y cambió de tema. ¿Por qué se puso colorado?... los hombres son muy amables pero no los entiendo. A veces se ruborizan sin motivo. O se ponen pálidos. Sobre todo cuando les pregunto cosas de gramática”. Máximo Estrella, por su parte, en “Luces de bohemia”, reclama muy enfadado que ha sido detenido y torturado de manera injusta, simplemente por “la arbitrariedad de un legionario, a quien pregunté, ingenuo, si sabía los cuatro dialectos griegos. ¡Suponerle a un guardia tan altas Humanidades! responde el ministro, antiguo amigo suyo. Era un teniente, reclama Max. “Como si fuese un Capitán General…
    Ejemplo en los dos sentidos, metodológico y como modelo, propio de un pueblo en subdesarrollo, nuestra sociedad no tiene sensibilidad por el valor de la lengua y apenas considera de interés ocuparse de escribir correctamente. Basta salir a la calle para leer rótulos comerciales que dicen Martinez en lugar de Martínez, estacion por estación, panaderia por panadería, gestoria por gestoría… Y en el terreno de lo público, ocurre lo mismo. Uno se cansa, en las carreteras, de ver Cordoba en lugar de Córdoba, Jaen por Jaén y Malaga cuando a donde desea ir es a Málaga. “Sabes menos de ese asunto, decía un enfadado conversador, que los de “Sálvame” del imperfecto de subjuntivo”. (¡Ah! Mientras en SADECO una noble mano ha establecido el orden dando un ejemplo encomiable de corrección, en AUCORSA se sigue gritando a los cuatro vientos (mañana, tarde y noche), Ronda de téjares, ronda de téjares… para mayor honra y gloria de la ciudad y sus gentes…)

Publicado el día 12 de julio de 2019

Una broma sobre la libertad

    Muy contentos han estado siempre los tratadistas, teólogos, filósofos… elogiando con una amplia sonrisa la capacidad humana de ser libres. A todos los que se han enfrentado a esa realidad se les ponía cara de gozo pensando que esa condición suponía un montón de posibilidades maravillosas a nuestra especie. El ser humano, por ser libre, entraba, decían, en un orden muy superior al del resto de los seres vivos y le hacía ser el dueño y señor de la creación. Por otra parte, desde el punto de vista político y social, incluso diríamos antropológico, la libertad ha quedado siendo el símbolo de la dignidad humana, de manera que todos los movimientos revolucionarios la han tomado como reivindicación esencial.
    La libertad, sin embargo, ha puesto sobre la mesa muchos problemas y demasiadas discusiones. Los teólogos han discutido sobre su fijeza y el conocimiento previo que Dios tiene de lo que va a ocurrir: los filósofos han planteado, por ejemplo, si la decisión es un producto racional del motivo más poderoso; los estudiosos de la ética han hablado de la responsabilidad que tiene el ser humano de sus acciones, que las hacen ser buenas o malas… Pero el momento más grave se presentó cuando algunos metafísicos dijeron que el hombre está condenado a ser libre, que, sin que se le haya pedido opinión, la persona tiene que enfrentarse a todo un mundo de decisiones, en muchos casos difíciles y graves, lo que es poco menos que nuestra gran desgracia.
    Y para cerrar el círculo, este chascarrillo determinista, de los que creen que todas las decisiones son realmente bioquímicas y la libertad una falsa ilusión: Moisés, Jesús y un anciano con barba roja están jugando al golf. Moisés da un buen golpe pero la pelota va al estanque: separa entonces el agua y ésta sigue su camino al green. A continuación Jesús lanza la suya y, cuando va a caer, también al agua, la suspende en el aire y con un ligero golpe resuelve la situación. A continuación el anciano hace su jugada pero manda la pelota sobre una valla y de ahí salta a la calle por donde pasa un camión que la devuelve al campo, cayendo en un parterre, donde una rana la ve y se la mete en la boca. Aparece en ese momento un águila y la rana, al huir, pasa por encima del green y se le cae la bola directamente sobre el agujero. Moisés, muy enfadado, dice a Jesús: odio jugar con tu padre. Ilusión de la rana, del águila y del camionero.

Publicado el día 5 de julio de 2019