Sobre mudanzas sociales

     Seguro que el lector puede cerrar los ojos un momento e imaginar una playa cualquiera de nuestra tierra (¿Fuengirola, quizá?) llena de mujeres vestidas con el chador u otra prenda hermana y a los hombres barbudos… Todos vestidos a la usanza árabe más estricta como si hubiera llegado alguna de las policías morales que controlan el comportamiento de la gente en algunos de los países árabes o fuerzas del orden que formaran parte del llamado califato del ISIS. En esta última hipótesis, ya no se trataría sólo del vestido, sino que los moralizantes exigirían muchos otros requisitos de comportamiento como completa separación de sexos, modestia en las mujeres, nada de gritos, jolgorio, música… en Fuengirola.
     Valga esta, de momento alegoría (porque muchos son los que piensan que este es un panorama de futuro casi cierto) para plantear una cuestión específica de dibujo de convivencia colectiva con esta pregunta clave: ¿son, o hasta qué punto, irreversibles los cambios sociales?, ¿qué garantías tienen estos reformadores para asegurar que sus conquistas de derechos colectivos van a permanecer en el tiempo?, ¿pueden creer quienes promovieron, por ejemplo, el matrimonio homosexual, que, según se aprecia, se va extendiendo poco a poco por los diferentes países y Estados, que ya es una institución para siempre? Desapareció, a lo largo de la historia, la esclavitud no sólo como modelo de conducta sino, y es lo más importante, también como diseño antropológico y metafísico, arrinconándose toda justificación filosófica, pero, al margen de actuaciones concretas y comportamientos encubiertos, ¿también es definitivo?
       El asunto sin duda es tan complejo que parece una irreverencia plantearlo en un formato tan simple como este, pero, no obstante, no viene mal sacarlo a colación cuando brota espontáneamente en los alegatos públicos. Sirvan un par de referencias actuales. El nuevo cardenal de Barcelona aseguraba que el camino que ha abierto Francisco no puede ir hacia atrás. Conocida es la oposición que dentro de la estructura eclesial está recibiendo el papa por quienes, desde fuera, permiten entrever que no creen ni en sus propios discursos: pero ¿conseguirán destruir los avances promovidos por el Vaticano? La señora Merkel ha cambiado de opinión y ya promueve el matrimonio homosexual: ¿un punto más de consolidación de esta nueva forma de familia? ¿Definitivas las mudanzas sociales?

Publicado el día 30 de junio de 2017

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