Fuera del sistema

       El sociólogo francés Pierre Bourdieu propone una nueva denominación para cada uno de los dispositivos que constituyen el aparato del Estado. Y así llama “mano derecha” al bloque integrado por los que ocupan los puestos más relevantes y decisorios de la Administración, tanto pública como privada: los altos funcionarios, los grandes bancos o los representantes de las otras corporaciones con mando en plaza. La “mano izquierda” está integrada por los trabajadores sociales, los que se ocupan de tareas de atención a la gente a través de los diversos sistemas relacionados con el bienestar: educadores, asistentes sociales, magistrados de base, profesores o maestros, es decir, todos aquellos que desde la estructura del Estado atienen directamente a las personas. Escrito por más que parezca sorprendente en 1991, Bourdieu denuncia que a la mano derecha, obsesionada por los equilibrios financieros, no le interesa en absoluto ninguna otra cuestión. La mano izquierda, dice, tiene la sensación de que la mano derecha ya no sabe o, peor, no quiere saber lo que ella hace y ni siquiera está dispuesta a pagar su coste político, económico o social. ¡Que se apañe como pueda! Dentro del propio Estado se ha producido una gran quiebra entre una cara y otra (el haz y el revés).
      Lo que, por una parte, genera grave desazón y demasiada ansiedad en los agentes sociales, en esa izquierda que es la que convive cada día con el demandante de supervivencia. Y, por otra, que el ciudadano, sintiéndose desamparado al no recibir la protección que esperaba de los agentes sociales, se considere en el exterior del sistema, que piense que todo el aparato es como una potencia extranjera que ni le va ni le viene. Y es entonces cuando se produce la quiebra social, de la que cada día vemos más indicios.
     Cuando Alicia se perdió en el País de las Maravillas, topó con el gato Cheshire y le preguntó: -¿Me diría, por favor, qué camino he de coger desde aquí?; -Esto depende muchísimo de adonde quieras ir -dijo el gato; -No me importa mucho adonde sea... -respondió Alicia; -entonces no importa qué camino cojas -dijo el gato; -, con tal de que me lleve a alguna parte -añadió Alicia como explicación; -Ah, puedes estar segura de que llegarás a alguna parte -dijo el gato-, siempre que andes lo suficiente. Vamos muy bien, decía más o menos el otro día El Roto, la incógnita está en que no sabemos a dónde. ¿Al vacío?

Publicado el 18 de julio de 2014

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