Amigovios y compañía

      En el siglo XIX hubo en Estados Unidos un abogado que en sus relaciones profesionales con diversos grupos de indios descubrió que los nombres que utilizaban para designar a sus familiares tenían un significado muy diferente del nuestro, que cuando hablaban, por ejemplo, de padre o de hermano no se referían a las mismas figuras que cuando lo hacemos nosotros. Se llamaba Lewis H. Morgan y es considerado el fundador de la ciencia llamada antropología. Los indios americanos con lo que trataba y que fueron los primeros destinatarios de sus investigaciones eran los iroqueses. Dedicado desde entonces a analizar, sobre todo, las relacionas familiares y de parentesco, llegó a la conclusión de que estamos acostumbrados a considerar que, salvo en los casos excepcionales en los que fue sustituida por la patriarcal, la familia monógama ha existido siempre cuando, por el contrario, el tipo de familia ha sido producto del desarrollo de formas sucesivas.
     A ello hay que añadir que, sea la modalidad que sea, sus integrantes tampoco han sido a lo largo de la historia los mismos. Y su estructura está vinculada, a día de hoy en nuestra época, a muchos factores desde geográficos a tradicionales, lo que lleva a una diversidad de modelos. Y asimismo las líneas que, a lo largo de generaciones, marcan el referente, si patrilineal o matrilineal. Más aún, hay que recordar que, además de los sistemas mixtos, tres son las formas diferentes de parentesco, con sus diversos patrones, lo que ya lleva a lenguajes y organizaciones diferentes, según la cultura, con escasas posibilidades de comunicación entre ellas.
     Se preguntaban dos interlocutores, en las discusiones que los medievales gustaban hacer sobre cuestiones relacionadas con el amor, si este era compatible o no con el matrimonio, es decir, si amor y matrimonio pueden coexistir. La discusión venía a cuento de establecer modelos de convivencia amorosa y fue Leonor de Aquitania la que dictaminó que de ninguna manera. El amor se basa en la libertad y el matrimonio conlleva su débito, fue una de las razones de su sentencia. Pues si a todo lo anterior añadimos los diversos conceptos desde dentro y se suman las diferentes formas sociales de emparejamiento hoy vigentes, hay que reconocer que el esfuerzo que ha hecho la R.A.E. introduciendo el término amigovio ha sido mínimo para todo lo que hay detrás. Pero ¿hubiera podido hacer otra cosa?

Publicado el día 20 de febrero de 2015

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