Los estudios y la vida

       Hay un fenómeno muy curioso, relacionado con la enseñanza y enraizado en nuestra vida de cada día, al que apenas se presta atención, ni siquiera cuando se trata de evaluar el funcionamiento, no ya del sistema educativo sino del pensamiento y la conducta de las personas. Es la paradoja de la escasa aplicación a los parámetros vitales de lo que se estudió en los libros convencionales, de cómo lo que se aprende en las clases tiene virtualidad para un examen, para rendir cuentas académicas pero nunca como algo que debemos incluir en nuestra vida. Una gran distancia entre lo que se estudia y lo que se vive. Pero ello no ya en el terreno de los valores, donde se puede entender que cueste, por ejemplo, cumplir los preceptos morales que se estudian en la escuela sino en simples conocimientos científicos.
     Todo lo referente al sistema solar puede servir de sencillo modelo para explicitar esta observación. Independientemente de lo que costó que se aceptaran los movimientos reales de los astros en el mundo científico, y más aún en los ámbitos social y religioso, la verdad es que ese conocimiento, al chocar con la intuición inmediata que asegura lo contrario, aún hoy día hay culturas que parece no lo reconocen y hasta el propio lenguaje se resiste a admitirlo (es el Sol el sujeto de movimiento). La referencia a las dimensiones de los objetos, solo pensadas desde nuestra percepción, o los sistemas de expresión verbal pueden ser otros ejemplos.
       El caso de la evolución es singular. Tenemos, todos los estudiantes tienen, a un nivel u otro el esquema de su funcionamiento. Por ella sabemos, y así lo hemos tenido que aprender para aprobar, que el género homo está integrado en un proceso de mejora progresiva en diversas especies que desembocan en la nuestra, “Cromañón” (homo sapiens y algunos, más presumidos, sapiens sapiens) a la que pertenecemos; que somos un eslabón en una cadena; y que no hay ninguna razón para que finalice en nosotros. Casi cada semana recibimos nuevas informaciones, la última sobre aspectos importantes de organización social de nuestros colegas los neandertales. Más aún, pensadores ilustres hay que consideran que ya casi se entrevé en el horizonte a nuestros sucesores. Y nosotros como si nada. Va a ser media-verdad lo que cuenta aquella famosa anécdota según la cual una señora, al decirle que veníamos del mono, pidió que por favor no se enterase nadie.

Publicado el día 27 de febrero de 2015

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