Dónde está el busilis

       En una narración-tipo de los manuales de lógica se cuenta que se presenta ante el juez un campesino quejándose de que un vecino “pasa con sus ovejas por mis tierras y me estropea las cosechas. No es justo” y el magistrado le responde: tienes razón. A continuación aparece el vecino y dice: “mis ovejas solo pueden beber agua del estanque si pasan a través de sus tierras y sin agua morirían”. Tienes razón, le corrobora el juez. La limpiadora que andaba por allí y ha escuchado todo, exclama: “pero, señor juez, ¡no pueden tener razón los dos! A lo que éste replica: tienes razón. Pues, visto lo visto hasta ahora, más o menos así andamos. El diagnóstico de lo que está pasando en la realidad socio-política es que estamos metidos en un buen lío, en una contradicción, en un escollo sin salida. En un contexto, cuya formulación es esta: el país necesita un gobierno pero de momento no hay manera de encontrarlo, (1) ¿Porque lo hemos dejado imposible?, o (2) ¿Porque quienes han de aderezarlo no tienen capacidad para ello? La gente en general, por lo que uno ve por la calle, parece lavarse las manos señalando ¡que lo arreglen ellos que para eso están! Y lo peor será tras la segunda parte en la que, según todas las previsiones, se mantendrá la misma discordancia, idéntico contrasentido.
       Pero habrá que buscar el busilis, el punto en que estriba la dificultad del asunto del que se trata, según define la RAE. Mas para eso, para encontrar la solución, antes habrá que averiguar dónde está y cuál es el problema, si en el sistema o en quienes tienen que gestionarlo.
      Conocida es la historia de Gordión que, cuando llegó con su carreta de bueyes a Frigia, sus paisanos, por seguir un oráculo, le eligieron rey y anudó de tal manera sus bueyes al templo que no había forma de desatarlos. Fue Alejandro Magno quien solucionó el apuro cortándolo con su espada. La expresión nudo gordiano se refiere a una grave dificultad que solo se puede resolver recurriendo al pensamiento lateral, es decir, buscar una solución mediante estrategias no ortodoxas, “que normalmente serían ignorados por el pensamiento lógico", de que ya se ha hablado en esta columna. Es decir, no se trata de hacerle caso a lo que diría un buen arbitrista, aquí sea ¡ale, a votar una y otra vez hasta que salga un resultado razonable que permita… Pero sí es imprescindible repensar todo el proceso porque algo habrá que hacer como sea.

Publicado el día 4 de marzo de 2016


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