Cambiar de costumbres

     El “así ha sido toda la vida” es uno de los argumentos más utilizados para defender determinados puntos de vista cuando alguien contradice lo que pensamos. Si “se ha hecho siempre”, es porque es bueno o útil o rentable y la historia así lo demuestra. Y, rizando el rizo, muchas veces recurrimos a la tremenda expresión de que “esto es lo natural”, como si algo que tuviera esa cualidad no pudiera ser de ninguna otra manera (y cuando precisamente lo “natural” es la evolución y los cambios permanentes). El problema que deriva de estas dos afirmaciones está no ya solo en si son ambas unas verdades como un templo sino sobre todo en que las más de las veces las utilizamos en asuntos fútiles e intrascendentes. En la justificación de las costumbres y los hábitos de cada día, por ejemplo. Bien es verdad que en ocasiones nos sirven para argumentar en asuntos del más alto interés pero hemos de reconocer que más bien casi nunca ocurre así sino que, antes al contrario, las aplicamos a asuntos de escasa o nula importancia. ¡Y desde luego sin ningún fundamentos ni razón que lo justifique! Ya sabemos que ir a una boda en pijama no es aconsejable pero afirmar que eso es natural es un paso lógico sin sentido.
     Dice Adam Smith (el famoso autor al que se le atribuye la justificación del liberalismo) en un libro sobre sentimientos morales, para él más importante que el que le dio la celebridad, que pocas personas están dispuestas a admitir, asegura, que la costumbre o la moda ejercen mucha influencia sobre sus juicios sino que imaginan que las reglas por las que deben regirse se basan en la razón y la naturaleza y no en el hábito o el perjuicio, que para cada uno o cada grupo la forma más acostumbrada es la más bonita. Precisamente porque el argumento de “haber sido así toda la vida” o que en ese ámbito “algo es natural” no tienen fundamento, es por lo que podemos modificar conductas y transformar usos sociales sin excesiva dificultad. Bien es verdad que algunas permanecen más tiempo pero ¡en cuántas costumbres sin embargo hemos cambiado, por ejemplo, en los últimos cincuenta años!
    Cómo mientras que hasta hace algún tiempo, y por razones conocidas, todo pueblo o localidad tenía una calle dedicada al Generalísimo Franco, ahora no falta lugar, poblado, ciudad, aldea o población en la que, denominada de manera oficial o popular, exista una calle o un camino llamado del colesterol.

Publicado el día 5 de septiembre de 2014

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