Un gravísimo epiquerema

        Los medios de comunicación nacional están salpicados de un nuevo y reciente problema que ha aparecido en el ágora público. Debe serlo de consecuencias imprevisibles para la salud del Reino ya que aseguran que, al decir de los que están en los entredichos de la alta política, están interviniendo responsables del Gobierno e ilustres miembros del partido que lo apoya. Intervenir en el sentido de apremiar en un sentido o en otro. Porque de lo que se trata es de un debate con dos alternativas, una que sí y otra que no. Precisamente los libros de la ciencia llamada Lógica, al hablar de los procedimientos que utiliza la mente humana para desarrollar sus razonamientos, cita como uno de los más relevantes al dilema, argumentación en la que, se salga por donde se salga, al sujeto le pilla el toro de todas, todas. Por eso se le llama en el lenguaje de argot “silogismo cornudo”. Y no se crea por ello que es un asunto de faldas, que lo de pillar el toro no se refiere al contenido de lo que se discute, que en este caso concreto es lo único serio de la historia, sino al rumbo de controversia que se utiliza.
      Aristóteles llama epiquerema al argumento silogístico que incluye en su estructura una demostración de una o de las dos premisas, es decir, que cada una de las dos opciones se llena de un argumentario de padre y muy señor mío y que de hecho se utiliza solo en grandes ocasiones.
      El caso es que, por lo que se cuenta en el ruido de los referidos medios, el presidente del Gobierno se encuentra en un apuro, cuyo desenlace en principio solo tiene dos salidas, que sí y que no y por eso es un perfecto dilema. Un apuro, por cierto, que nada tiene que ver con los asuntos que nos traemos entre manos estos días y de cuya gravedad y magnitud no es necesario hablar ni decir nada. Y, aunque la vida es múltiple, este nuevo negocio ha abierto, como si lo fuera, un camino igual al de una vía principal. Pero es otra cosa de lo que hablamos y que nos aleja de las cuestiones pendientes. Aquí de lo que se trata es de que Javier Maroto, vicesecretario de Acción Sectorial del PP y antiguo alcalde de Vitoria, se va a casar con su novio, ha invitado, al parecer, al presidente Rajoy y ese acontecimiento ha provocado un lío fenomenal: que si tiene (o puede o debe o no debe…) que ir a la boda o no. Con un montón de argumentos a favor y en contra, incluido un profundísimo cálculo electoral. Y ya está.

Publicado el día 11 de septiembre de 2015

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