Secretos de otra alcoba

     Nuevos aires políticos están planteando que cualquier negociación que se haga debe llevarse a cabo en público, es decir, delante de las cámaras de televisión para que todo el que quiera conozca lo que cada uno dice, propone, acepta, rechaza… Argumentan que es así como deben tratarse los asuntos públicos, que no es suficiente con contar después los acuerdos adoptados y las desavenencias surgidas sino que también el propio proceso debe ser “ante oculos”, que decían los antiguos, ante la vista de todos. (La propuesta, que tiene naturalmente su interés, sugiere dos preguntas a responder: la primera, si tiene sentido, si eso no será confundir la vida política con los programas televisivos de telerrealidad, el espectáculo televisivo; y, la segunda, si es posible, si los protagonistas están dispuestos a realizarlo o si ocurriría, como una vez, que acordaron reunirse antes en secreto para ponerse de acuerdo en lo que habrían de simular ante las cámaras).
     De todas formas es de esperar que, si la propuesta cunde y se lleva a cabo, después se proponga que todo el ejercicio de la gestión política también deba someterse al mismo parámetro. ¿Por qué no? Sería maravilloso: miles de cámaras repartidas por todas las oficinas y despachos de la Administración (¿por qué no también los ayuntamientos y demás…) mostrando lo que hace, dice, habla o gestiona... Y, al tiempo, la gente enchufada a la televisión: “vamos a Agricultura a ver qué está hablando sobre el trigo o el maíz el director general…“; “anda, pasa a Asuntos sociales, a ver qué hace el subsecretario…” “o, mejor, a ver qué explican los funcionarios de Hacienda… Y así todo el tiempo. Lo que exigirá desde luego un conocimiento exhaustivo del organigrama del aparato del Estado y permitirá, sobre todo, tener ocupado a todo aquel que guste... ¿Quizá obligatorio? De todas maneras se transformará la comunidad pues los temas de conversación se enriquecerán y cualquiera podrá analizar y juzgar con conocimiento toda acción de gobierno por mínima que parezca. Y de ahí a intervenir, a pasar a una televisión interactiva, habrá un paso. Y toda la sociedad generará una nueva ética, una nueva estética y una nueva metafísica porque se habrán resuelto todas las insuficiencias de la política y habremos llegado a la utopía.
       Claro, que ya advirtió Lope que “nunca el honor se perdió, mientras que duró el secreto”. La cuestión es cuál.

Publicado el día 29 de enero de 2016

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