La levedad y el peso

        Lo plantea Milan Kundera como cuestión desde la que arrancar los mimbres de su obra más conocida. “¿Qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?” Y viene muy a cuento esta intención cuando los ríos se han despeñado, las tormentas crujen en las montañas y, con ello, las esperanzas menguan, como le ocurría a Miguel de Cervantes, casi al pie de la sepultura, en “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”. Entonces, ¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad? Este fue el interrogante, sigue Kundera, que se planteó el filósofo Parménides en el siglo sexto antes de Cristo y al que respondió que, a su juicio todo el mundo estaba dividido en principios contradictorios: positivo uno; el otro, negativo.
       Es verdad que semejante división entre polos positivos y negativos puede parecemos puerilmente simple. Pero no podemos olvidar que, bien miradas, las cosas, todas, tienen dos caras, dos expresiones: la levedad y el peso. Las cosas, lo que ocurre en la vida y en el mundo, siempre tienen dos caras, la aparente, la que aparece a primera vista y luego viene el fondo, lo que encierran de verdad de verdadero y falso, de simple y complejo. Augusto Monterroso nos propone un Monólogo del Bien. “Las cosas no son tan simples –pensaba aquella tarde el Bien- como creen algunos niños y la mayoría de los adultos. Todos saben que en ciertas ocasiones yo me oculto detrás del Mal como cuando te enfermas y no puedes tomar un avión y el avión se cae… Las cosas no son tan simples”. Pero la dificultad está en descubrir todo lo que encierran en su interior y que, a veces, distraídos, se nos escapan como el agua de entre las manos.
      Semejante discernimiento sobre el devenir de las sociedades y los aconteceres que soportan no es una mera reflexión sin más ni más. Los comportamientos de la gente, de unos y de otros, de todos están llenos de pecados, de tropiezos y yerros gravísimos pero la hondura de esta reflexión lleva a que lo peor de todo es cuestionar la ordenación. Lo del paraíso terrenal que más de uno recordaría con gusto. En la democracia griega sus máximos responsables, como le ocurrió, por ejemplo, a Alcibíades, ya habrían sufrido la pena de ostracismo que padecían los traidores a la patria. El llamado incidente de la “policía patriota” es lo más grave y decisivo que ha ocurrido en estos últimos años en nuestro país porque ha deslegitimado todo el sistema. Y a ver ahora cómo nos entendemos.

Publicado el día 24 de junio de 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario