¿Podemos preguntar?

¿Entonces el día en el que consigamos el equilibrio presupuestario, esa fórmula político-económica que como quien no quiere la cosa se ha convertido en el primer principio del obrar social y estatal, ese día habremos alcanzado la felicidad?, ¿y cuando se llegue hasta ese sitio o momento se habrá terminado el paro y los desahucios y podremos hacernos un hueco en el horizonte para ver la meta final y el término de los males y las desgracias?, ¿quiere ello decir que en cuanto se llegue al equilibrio presupuestario, el déficit cero, ya no habrá más problemas, más sufrimientos ni más infortunios?, ¿será entonces algo así como el cielo en la tierra, sin hambre, sin miserias, sin malaventuras y sin penurias ni necesidades? ¿Y puede tardar mucho ese día?
¿Pero, entonces, es que eso del déficit cero, esto de lo que venimos hablando es un gran ideal?, ¿algo así como el principio último del bien y del mal?, ¿acaso uno de esos preceptos que ya venían instalados y formulados como modo de comportamiento desde toda la historia de la humanidad?, ¿también los griegos y los romanos y todos los demás imperios, incluidos los clásicos que estudiamos en la historia, consiguieron llegar a donde llegaron gracias a que lo habían alcanzado?, ¿y eso significa que es un mandamiento que, de manera más o menos implícita, estaba en la Tablas de ley, dada su repercusión en la moral de la gente?, ¿es por ello que debe considerarse una Razón de Estado, que justifica el dolor y el sufrimiento que está originando? ¿Y ha formulado un nuevo concepto de malo, hasta el punto de que es un sistema moral que abarca todos los valores sociales?, ¿y no ha vulgarizado este concepto, quitándole el síndrome de epopeya que antes tenía? 
¿Y cuando hablamos de esto que estamos hablando, sabe todo el mundo de qué estamos hablando?, ¿y lo sabe y lo asegura y lo conoce con precisión, dados los gravísimos efectos que está produciendo entre la gente más humilde?, ¿y ese conocimiento es claro y distinto, como opinaba el gran Descartes que debían ser todos los saberes para que valieran?, ¿y, naturalmente, riguroso y preciso tratándose de asuntos de tan graves consecuencias?... ¿por qué entonces, tras haber corregido Bruselas la valoración del déficit de España, el partido del Gobierno, a través de uno de sus representantes más cualificados, ha asegurado que hay "mil criterios para contabilizar las cuentas públicas"?

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