De nuevo el drama de Palestina


      Dos singularidades ofrece la que ahora es la noticia del mundo por más que el presidente Obama haya sacado a la luz el asunto de Cuba o haya salido de los titulares. La solicitud de un Estado palestino ha puesto en cabecera de la agenda mundial, otra vez, el terrible acontecimiento de cómo un Estado y un pueblo están masacrando y aplastando al que tiene al lado y con el que comparte la propiedad. Y no es que la historia de nuestra especie haya ejercido la cooperación universal, que el imperialismo ha sido una norma general de comportamiento. Lo que apenas había ocurrido hasta ahora es que esa extorsión sea día a día, rato a rato. Aquí cada ladrillo que se pone (y, según cuentan, la mayoría son colocados por palestinos a los que no les queda más remedio que hacer ese trabajo traidor para poder subsistir) es un paso más para obtener la imposibilidad casi metafísica de la creación de un Estado palestino, salvo que algún iluso lo imagine como un rompecabezas geográfico. El segundo aspecto, que Israel ha incumplido todas las resoluciones y decisiones jurídicas y políticas resulta ya una simpleza. Lo más significativo es cómo escarnece y humilla a toda la humanidad, anunciando precisamente estos días la construcción de nuevas viviendas en territorio palestino.
        Adentrándose en este terreno surge siempre la matización de que una cosa es el Estado de Israel y su política y otra el pueblo judío. Matización que se utiliza para explicar que disentir de la política de estado no significa antisionismo, que eso es otra cosa. Pero los hechos acaban manifestando que detrás de unos y otros hay un hilo conductor único. ¿O no es, por ejemplo, el grupo de presión americano, tan decisivo al parecer en las elecciones, el que obliga a todos los presidentes a apoyar sin fisura las barbaridades israelíes? ¿O no son representativos rabinos, financiados por el dinero público, que escriben cosas espeluznantes como esta “… Hemos visto en la ley religiosa que incluso existe causa para matar a los bebes de gentiles que violan las siete leyes otorgadas por Dios a Noé por la futura amenaza que causarán si son criados por gente malvada como sus padres"? 
        ¿Quién o qué hay detrás de todo este tinglado pasa por ser uno de los secretos más definitorios de nuestro mundo de hoy?, ¿qué fuerza oculta impide no ya que se resuelva el problema sino que tantos gobernantes, a los que se les considera lúcidos, sigan hablando de negociaciones cuando, después de sesenta años, esta es una palabra que los ciudadanos de a pie sabemos que solo significa dejar pasar el tiempo para que cada tarde haya más ladrillos puestos? En cuanto al presidente Obama solo los muy desinformados desconocen que ya dejó bien claro antes de ser elegido que ofrecía su apoyo incondicional a Israel. 
        Observando cómo se echaron encima de Abbas con palabras hueras tantos jerarcas, hubo quien recordó aquello de Gila que más o menos decía: estaban un montón de matones pegándole una paliza a un pequeñajo y yo me decía: ¿me meto o no me meto?… hasta que al fin me metí y entre todos lo dejamos casi muerto. Bravura, arrojo y atrevimiento se llama eso. Y también sabiduría.

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