El efecto Canena

      Canena es un pueblo de la provincia de Jaén situado en la comarca de La Loma, cerca de Úbeda con una estructura social muy antigua y sólida. Su economía es básicamente agraria, en concreto el cultivo del olivo, al que se dedica más del 85% del término. Con una propiedad muy repartida, posee una renta per cápita elevada. Los resultados electorales municipales le han dado a Izquierda Unida 7 concejales, al Partido Socialista 3, y 1 al Partido Popular, una clara mayoría absoluta a favor del primero y la posibilidad muy cómoda de tomar decisiones.
         Y así ha sido. El próximo alcalde ha tomado una firme determinación, por lo demás sorprendente y poco habitual: utilizar esa mayoría para formalizar un gobierno de “todos a una”, es decir, un gobierno conjunto. “En Canena, llevamos mucho tiempo en que la apuesta principal de los tres grupos es nuestro municipio. El electoralismo siempre lo hemos dejado a un lado y espero que siga siendo así”. Habrá tantas áreas como concejales y tenencias de Alcaldía como fuerzas políticas. “IU prefiere equivocarse con todos, que acertar en solitario”. Y, frente al enfrentamiento habitual, Canena se convierte en “ejemplo para los demás pueblos” y “se demuestra que un pequeño pueblo, de unos 2.000 habitantes, es capaz de ingeniárselas para, en una época de crisis como la que padecemos, adaptar la estructura política de su Ayuntamiento al entorno más previsible y que más pueda convenir a sus intereses”. “En muchos sitios deberían aprender de esto, ser un poco más humildes y trabajar por el pueblo, porque es a eso a lo que nos comprometemos al configurar una candidatura”. Es la segunda vez que se hace este ejercicio político en esta localidad.
      ¿Qué valoración política merece un sistema como este en el que el gobierno engulle a la oposición de manera que todos los actores están integrados en el mismo equipo sin más contradicción que la propia personal de cada uno? Hay localidades, solo unas pocas, en las que también se da un gobierno único pero con una etiología diferente, porque, por la razón que sea, en las elecciones los ciudadanos han otorgado todos los votos a una sola formación. Pero este no es el caso porque los caneneros han mostrado sus diferencias en el momento de depositar el voto.
       Dejando al margen el posible juicio de valor malicioso de que es una forma elegante de quitarse de encima a la oposición, esta forma de gobierno plantea muchas dudas teóricas. Ralf Dahrendorf dice que “la democracia muere sin oposición" y Ambrose Bierce, en su Diccionario del Diablo, definió esta tarea como "ayudar con obstrucciones y objeciones", y al que la ejerce, como "el partido que impide que el Gobierno caiga en su propia locura". Es probable que estos y otros juicios de valor similares no tengan plena cabida en un gobierno municipal pero también lo es que las encuestas indican que la gente está ya harta de tanta bronca, tanta controversia y tantas irritantes algarabías. Porque una cosa es aplicar la teoría clásica de que la síntesis sale de la conjunción de la tesis y la antítesis y otra es perder la referencia de la eficacia, el respeto y hasta la ejemplaridad.

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