Sumar o restar según convenga


        A manera del “no se puede gastar lo que no se tiene”, expresión tan polisémica y por tanto vacía de sentido, los mismos promotores, nada menos que la suprema dirección pública, lanzan ahora la proclama de “fuera políticos; sobran políticos; ¡echémosles!”. Lo de que “no se puede gastar lo que no se tiene” ya tenía su aquel, tanto si se utiliza para contar alguien que no puede comprar el castillo de su pueblo por no disponer de los cien millones que vale, como si una familia manifiesta que, no disponiendo de momento del dinero del piso que desea comprar, lo irá pagando mediante una hipoteca. Pues lo de “fuera políticos; sobran políticos; ¡echémosles!” viene a ser algo parecido, puede que más lamentable. “Son menos a gastar y sobre todo ahora cuando todo ahorro es importante” viene a ser la argumentación que supuestamente avala y justifica esta arenga de “aminorar el número de políticos” como sin mayor precisión ni sutileza se dice.
     Ya sabemos que la crisis está sirviendo en muchos casos para colarle de manera clandestina a la gente cambios estructurales, como gato por liebre. Pero en esto como en todo hay grados y diversos niveles de responsabilidad según de lo que se trate. Y lo de “fuera políticos”, así a lo loco, es manejar una materia muy comprometida y arriesgada.
     Tres reflexiones obvias y sencillas, al azar. Se ha propuesto reducir el número de parlamentarios andaluces y hasta se ha lanzado el 30 como cifra a rebajar pero ¿alguien ha hecho un estudio sereno, riguroso y reflexivo de las tareas de los parlamentarios, sus responsabilidades y su capacidad de gasto?, ¿de lo que resulta imprescindible o inútil en su condición?, ¿se puede hablar de algo tan respetable como un parlamento con propuestas a ojo de buen cubero? A su vez la Junta de Andalucía ha reducido el número de delegados provinciales para, asegura, ahorrar gasto. ¿Mediante un análisis político y social de la función que ejercen? Dado el centralismo político asfixiante de la estructura autonómica, a los delegados no les quedan competencias. A lo mejor hubiera sido rentable suprimirlos todos y sustituirlos por funcionarios con tareas administrativas. Otra Junta, esta vez la de Galicia, que tiene a su disposición 141 asesores, propone disminuir en 14 el número de diputados de su parlamento: es obvio que no son las mismas funciones pero, como es dinero público en ambas tareas, se está utilizando una vez más el ofrecimiento engañoso de disminuir el número de ministros mientras nada se dice de los cargos intermedios.
       Una sociedad culta y madura no puede aceptar peroratas demagógicas, que solo buscan ganar complacencias y convencer falsamente a la gente de que se están buscando remedios a la crisis. Seguro que el sistema político español debe ser revisado en su estructura para hacerlo más eficaz disminuyendo lo superfluo y aumentando lo imprescindible pero no mediante eslóganes a borbotones. Resulta demasiado duro ver con qué atrevimiento se está jugando con algo tan serio. ¿Se ha preocupado alguien de saber cuántos miles de concejales dedican de manera gratuita sus ratos de ocio a labores municipales?

No hay comentarios:

Publicar un comentario